El día del carrito perdido

Era un sábado por la mañana cuando Hugo decidió hacer la compra semanal en el gran supermercado del centro. Tenía una lista con todo lo que necesitaba para preparar la cena de cumpleaños de su madre.

Al principio, todo fue bien. Hugo encontró la fruta fresca, las verduras y la carne que buscaba. Pero cuando llegó a la sección de productos para el hogar, notó que su carrito de compras ya no estaba a su lado.

Lo buscó por todos lados, pero no apareció. Hugo pensó que tal vez alguien más había tomado su carrito por error. Intentó preguntar a las personas alrededor, pero no encontraba respuestas claras.

Decidió ir al mostrador de información para explicar su problema. La empleada le dijo que unos clientes habían devuelto un carrito que no pertenecía a la tienda y sospechaban que era el suyo.

Mientras esperaba, Hugo reflexionó sobre cómo algo tan pequeño como un carrito puede causar tanto estrés. También pensó en que, a veces, las pequeñas confusiones pueden transformar un día normal en una aventura inesperada.

Finalmente, la empleada le entregó un carrito nuevo para que pudiera terminar su compra. Aunque tardó más de lo esperado, Hugo se fue contento porque, a pesar de todo, logró comprar todo lo que necesitaba.

En el camino a casa, sonrió pensando en la historia del carrito perdido y en cómo las pequeñas dificultades pueden convertirse en recuerdos para contar. A veces, dijo para sí mismo, el día más común puede tener un giro especial si prestamos atención.