El día que desaparecieron las croquetas

Nunca pensé que un simple plato como las croquetas podría causar tanto problema en la cocina de un restaurante.

Marta, la chef principal del pequeño restaurante en el centro de Sevilla, estaba preparando su famoso menú semanal. Las croquetas de pollo de Marta eran famosas entre los clientes habituales. Pero justo ese día, cuando todo parecía listo para el almuerzo, descubrió que las croquetas habían desaparecido del congelador.

Al principio, pensó que alguien las había tomado por error. Llamó a su equipo para preguntar si alguien sabía algo, pero todos negaron haberlas tocado. Marta comenzó a sentir nervios porque el pedido ya estaba por comenzar y no tenía un plan B.

Decidió entonces revisar las cámaras de seguridad, pero se dio cuenta de que la cámara de la cocina no funcionaba bien desde hace días. Sin croquetas y sin prueba de quién pudo haberlas tomado, esa situación se volvió un misterio.

Mientras tanto, los clientes comenzaron a llegar y preguntar por las croquetas. Marta improvisó con otro plato, pero notó cómo muchos cambiaban su pedido frustrados.

En una pausa, Marta recordó que su sobrino, al que había invitado a la cocina esa mañana, amaba las croquetas. Fue a buscar al niño y encontró una caja vacía en su mochila. Resultó que él quería sorprender a su mamá, que trabaja en el hospital, con un regalo especial.

Aunque Marta entendió la buena voluntad, la situación fue una lección para reforzar las reglas en la cocina y cuidar mejor sus platos especiales.

Al final, el día terminó con una sonrisa cuando Marta y su sobrino cocinaron juntos una nueva tanda de croquetas, pero prometieron que esta vez serían para todos en el restaurante, sin secretos ni sorpresas.