El regalo olvidado en el mercado

Cada domingo, Martín visitaba el pequeño mercado cerca de su casa para buscar algo especial para su familia.

Una mañana, mientras caminaba entre los puestos, vio a una mujer mayor que ofrecía flores frescas. Decidió comprar un ramo para su esposa, pensando que sería un bonito detalle.

Sin embargo, al pagar, se dio cuenta de que había olvidado su billetera en casa. La mujer, con una sonrisa tranquila, le dijo que no importaba, que podía devolver el dinero otro día.

Martín salió del mercado sintiéndose agradecido y un poco preocupado por no tener el dinero en ese momento. Mientras caminaba, pensó en cómo a veces la generosidad aparece en lugares inesperados.

De regreso a casa, recordó un regalo que había comprado hace tiempo y guardado para una ocasión especial: una caja pequeña con dulces favoritos de su esposa.

Decidió entonces combinar el ramo con ese regalo y preparar un desayuno sorpresa para ella, aprovechando que tenía todo listo.

Cuando su esposa vio las flores y los dulces, sonrió con emoción. No habló mucho, pero en sus ojos Martín leyó un agradecimiento sincero.

Esa mañana, Martín comprendió que a veces los planes no salen como imaginamos, pero eso no significa que el gesto pierda valor. A veces, el verdadero regalo es la intención detrás de las acciones.

No hubo grandes celebraciones ni palabras especiales, solo un momento tranquilo en casa que quedó guardado en su memoria como una pequeña historia de cariño y sencillez.

Martín decidió que no siempre necesita esperar una fecha especial para demostrar amor; que los detalles simples, en un día común, pueden ser los más valiosos.