El carrito olvidado en el supermercado

Nunca había puesto tanta atención a lo que pasa alrededor mientras compro.

Soy Martina y esa tarde fui al supermercado más grande de la ciudad. Decidí hacer una compra rápida, pero algo inesperado cambió mi experiencia.

Mientras caminaba por los pasillos, me distraje con las ofertas y dejé el carrito cerca de la sección de productos frescos para revisar mi lista en el móvil. Cuando volví, el carrito no estaba donde lo había dejado; simplemente desapareció.

Al principio pensé que lo habían llevado a otro lugar, pero al buscarlo por todas partes, me di cuenta de que alguien más estaba usando mi carrito, lleno de productos que había escogido.

Llamé a un empleado y le expliqué la situación. Él me dijo que podría ser un error, que tal vez alguien más había confundido mi carrito con otro. Empezaron a revisar las cámaras, pero no encontraron nada claro.

Mientras esperaba, observé a las personas que pasaban, algunas con expresión de prisa, otras con desconcierto por los precios, y otras simplemente disfrutando de la visita al supermercado.

Al final, no recuperé el carrito ni los productos. La pérdida me molestó, pero decidí que no valía la pena enfadarme más.

Salí sin mi compra, caminando lentamente por el estacionamiento, pensando en cómo a veces pequeñas decepciones nos obligan a parar y respirar.

Quizás mañana, volveré al mismo supermercado, con más cuidado, o tal vez elegiré otro lugar.

Por ahora, la experiencia me quedó como un recuerdo extraño, una anécdota sobre un carrito que se fue sin mí.